Hace poco tuve la oportunidad de ver esta película en su versión española (existe otra americana). Y sin duda, me pareció una joya para demostrar valores y deseos que nunca hay que dar por perdidos.

Se suele decir que la esperanza es lo último que se pierde; y aunque muchas personas la olvidan a lo largo de su vida, por mi experiencia como psicólogo y después de haber conocido tantos casos de vivencias personales, la conclusión a la que llego es que siempre, y digo siempre, tenemos que quedarnos con ese resquicio de ilusión y de ganas porque las cosas vayan a cambiar, de que todo de un giro mágico y que los buenos vientos de la felicidad vuelvan a aparecer.

Pero para ello es fundamental que la actitud de la persona sea proactiva. No podemos pretender que las cosas nos vengan “caídas del cielo”; tenemos la obligación y el deber de ser dueños de nuestra vida y de nuestras decisiones. Al personaje de la película le cuesta volver a confiar en que las cosas puedan cambiar, pero da un paso al frente y decide apostar por vivir.

El espíritu interior de las personas posibilita saber llevar mejor las situaciones de la vida. Esa actitud, de la que antes hablaba, es la que determina cómo afrontaremos las cosas. Y dicha actitud, está inmersa dentro de la voluntad; por consiguiente, que nadie se escude en que no es posible practicarla cuando nunca la ha tenido. Es cuestión de propósitos y esfuerzos.

La protagonista de la película ejerce el papel de motor emocional en él que, poco a poco, va sabiendo valorar. Cuando se conocen, Fred está en lo que denominamos  “estado de coma emocional”, siendo despertado por ella mediante la pasión que le pone a todo. Para mí, la actitud de ella es maravillosa, llena de energía y de ganas de disfrutar de cada cosa que la vida le da. Se esfuerza en sacarle partido a cada momento, a cada respiro, a cada segundo… Entiende que en eso consiste la felicidad, en no mirar al futuro y en dedicarnos a los pequeños detalles que nuestro presente nos ofrece.

Por tanto, a todas esas personas que creen que las cosas no pueden cambiar y que están a punto de tirar la toalla, por favor, antes de hacerlo, pensad si estáis haciendo todo lo posible por salir de ahí y si valoráis los regalos que la vida os pone cada día delante. No dejéis que el desaliento os gane la partida. No podrá con vosotr@s.

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