Probablemente este sea un artículo que todos hemos querido escribir durante estos días. Todos tenemos un criterio moral sobre lo ocurrido y todos nos hemos sentido indignados por cómo se han producido los hechos.
Seguramente muchos de mis colegas, versando sus argumentaciones desde el punto de vista psicológico, habrán explicado lo sucedido como que esos chicos son víctimas de la sociedad o de una infancia complicada. Y quizás cada uno de ellos tenga sus motivos o justificaciones de por qué hicieron lo que hicieron.
Pero en esta vida TODO tiene que tener un límite, hasta las justificaciones. Porque si no, también podríamos excusar a ese chico que entra armado en su antiguo instituto y dispara contra todo el que pilla. Ese chico también tiene su justificación.
Considero que el límite siempre está en la salud física y psíquica de las personas. Hasta ahí podemos llegar, porque si nos pasamos, estaremos infringiendo uno de los principios fundamentales de todo ser humano: el respeto.
Esos chicos lo planificaron, lo difundieron y disfrutaron de lo ocurrido. Para mí, que la justicia y todo el karma posible les caiga sobre ellos, dentro y fuera de la cárcel.
Pero hoy no me centraré en ellos, porque poco más se podría decir. Hablaré de TODAS las víctimas que esto ha generado. Partiendo de la principal (esa chica) y de su entorno más cercano, creo que existen muchas más personas afectadas. Quizás la VIOLACIÓN dañó de por vida a una chica y a su familia, pero el punto de vista de ese “fantástico” magistrado que los quería absolver ha dañado a toda la sociedad. Esa persona ha hecho un daño más profundo y preocupante del que podríamos imaginar.
Informándome estos días de lo ocurrido y escuchando distintos puntos de vista de algunos de sus colegas podríamos entender mucho mejor las lamentables lagunas que tiene nuestro ordenamiento jurídico. Pero las argumentaciones de ese “señor” para emitir ese dictamen son ridículas y absurdas.
Pienso en todas esas chicas que se sienten atemorizadas por una decisión de este tipo. Pienso en todos esos chicos que están modulando su manera de ver las agresiones sexuales. Pienso en todos esos padres que, desde ahora, tienen menos recursos justificativos para poder educar. Pienso en mi hija y…mejor ni lo digo.
¿De verdad que esa persona no era consciente del daño que iba a producir con su voto particular? Conociendo sentencias anteriores de dicho magistrado, ¿tiene el mismo criterio que sus colegas de profesión para mantenerse en un puesto de tanta responsabilidad? Este no ha sido un ataque hacia las mujeres; ha sido un ataque hacia la dignidad del ser humano. Muchos, muchísimos hombres nos sentimos perplejos, indignados y destrozados por el daño que ese señor ha causado al sistema de valores de la sociedad.
La Psicología poco tiene que ver en todo esto. Que nadie me diga ni me excuse lo ocurrido con argumentaciones estúpidas, venga de quien venga. Estamos ante un hecho horrible, causado por una panda de desgraciados y por un magistrado que poco tiene que ver con lo que consideramos respetable.
Sólo espero que todo esto esté sirviendo para que la sociedad española deje de versar sus conversaciones en materias vanales sin sentido y reflexione sobre valores humanos y educación. Para que los padres y los hijos se sienten a discutir y a concienciarse de dónde está el respeto hacia la otra persona. Y para entender de una vez por todas que la sexualidad no sólo tiene que ser consentida sino también disfrutada por ambas partes, y que todo lo que no sea así, tendrá que ser considerado delictivo.
Por desgracia hay muchos casos como los de Pamplona y muchas sentencias irrisorias. Y seguramente las siga habiendo. Pero si podemos conseguir entre todos que eduquemos y formemos mejor, respetemos mucho más a nuestros iguales y se consigan cambios en el Código Penal, por lo menos todo ese sufrimiento de la chica y de su familia no habrá quedado en vano.
Por tanto, aprovechad esta barbarie para reflexionar, aprender y valorar muchas de las cosas que NO nos pasan en la vida, para hacernos más responsables de los hijos que “soltamos” al mundo y para ayudar a toda aquella persona que, por un motivo u otro, se sienta desvalida.
NO SIEMPRE ES NO
Amén, amigo!