Todo el que me conoce un poco sabe que soy un defensor de la mujer y de la igualdad entre sexos. Siempre que puedo aprovecho mi trabajo para ayudar a determinados hombres a respetar y valorar la magnitud y complejidad emocional de la mujer. A veces, desde nuestra perspectiva y educación recibida no es fácil tarea, pero sí posible y necesaria. Por supuesto, este trabajo no es unidireccional: muchas mujeres también necesitan ese “libro de instrucciones” para comprender que los hombres también requieren de un entendimiento particular.
Desde hace muchos años reflexiono sobre las desigualdades entre hombres y mujeres y me cuesta entender cómo hemos podido llegar a tal desequilibrio o, más bien, cómo a las alturas del “partido” que estamos seguimos así. Si no conseguimos entender de una vez por todas que TOD@S somos iguales, independientemente de sexo, razas, religiones…, mal iremos; ya la vida tiene suficientes dificultades como para condicionarnos aún más por este tipo de cuestiones.
Es cierto que con los años estamos avanzando y mejorando en este sentido. Pero últimamente observo cómo sigue habiendo una proliferación de micromachismos encubiertos en la gente joven que, cuanto menos, me preocupa. Que nuestros antepasados los tuvieran, vale. Pero que las nuevas generaciones aún los mantengan, me parece de mucha gravedad.
Y en esta tarea participamos todos nosotros, en mayor o menor medida: frases, gestos, bromas, chistes, tratos…todo influye para que un chico pueda seguir tratando a una mujer de manera despreciativa. Y teniendo en cuenta que el entorno social les influye a estas generaciones en mayor medida que lo que nos influía a nosotros en nuestra ápoca, más preocupado me siento.
Pues bien, respecto a esta influencia externa, la música la podría considerar como el medio que más impacta en la gente joven, sobre todo por el contenido subliminal de sus mensajes. Todos escuchamos música y somos “bombardeados” repetidamente por ella en radios, locales comerciales, eventos y demás. De ahí que estemos expuestos a mensajes diarios que se pueden llegar a alojar en nuestros pensamientos.
Para mí la música ha sido y sigue siendo el acompañante favorito en mi día a día. Ni puedo dejar de escucharla y descubrir nuevas tendencias, ni puedo dejar de practicarla cada vez que puedo. Por todo ello, debido a esta devoción que le tengo y preocupado por el sentido de la igualdad entre sexos quería escribir este artículo, ya que para mí son dos aspectos que van cogidos de la mano.
Canciones con textos machistas las hemos escuchado toda la vida, pero no con la frecuencia e intensidad que en estos momentos aparecen. El famoso “reguetón” se está convirtiendo en un medio para transmitir este tipo de mensajes y que, insisto, nos llega a todos sin ser perceptivos al 100% de cómo nos condiciona, psicológicamente hablando. Quizás la gente adulta pueda separar dichos mensajes de la realidad de la vida; pero a un chico/a joven cuyo ídolo es ese cantante que transmite dicho mensaje, le cuesta mucho más (o incluso ni es consciente de cómo le está afectando).
Para mí el último ejemplo es la canción de J. Lo “El anillo”. Está claro que todos acabaremos “perreando” con la canción en cualquier lugar que nos coja, pero el mensaje que transmite me parece digno de resaltar. Me quedo con la parte que dice “las mujeres sabemos lo que nos toca, si quieren todo eso que nos pongan la roca”. Pues hombre… si últimamente se está creando toda una “marea” en defensa de la mujer, que una de ellas escriba y transmita a nivel mundial un mensaje así, le hace un flaco favor a dicho objetivo.
La mujer no necesita ningún anillo ni prestar incondicionalidad absoluta a nadie para conseguir sus objetivos. Las relaciones entre hombres y mujeres, si queremos que sean sanas, tienen que estar movidas por el respeto y la igualdad en todos los aspectos.
Está claro que seguiremos conviviendo con este tipo de mensajes en nuestro día a día. Pero si queremos que nuestros menores no se vean condicionados por ellos, nuestro trabajo desde “el otro lado” tiene que ser mucho más intenso. Buena comunicación entre padres e hijos, educación en el respeto, jerarquía de valores y principios adecuados…esta es la materia prima a utilizar para contrarrestar dicho ataque.
Mi reflexión final: además de disfrutar de la música como arte puro pensemos en lo que estamos aportando a los jóvenes como caldo de cultivo en sus debilitadas mentes. Que nadie se lleve las manos a la cabeza si después aparecen planteamientos irracionales o sexistas en la sociedad. Todos tenemos una responsabilidad en este ámbito para evitar que este tipo de influencias les llegue a calar.
Puaf… Pues esa es se las más normalitas… Letras como «ella tiene lo que se merece, lo hacemos to los días más de dos veces…» «quiere que lo hagamos en toas partes» (Shakira y Maluma) vomitivo… Se entiende ahora la libertad de la mujer como que sea una mujer dispuesta para el sexo siempre y mientras más «novedades» mejor… Mejor para ellos.
Nos queda mucho por hacer.
Luzma
No sabes la de veces que yo he comentado esto en mis clases de la uned. Imparto la asignatura de Comentario de textos y el machismo es un tema que siempre toco. Uno de mis argumentos siempre es este que expones en tu artículo, el machismo está tan presente y «tan de moda» que no dejamos de escucharlo en canciones que alcanzan la fama rápidamente y que se repiten una y otra vez en todos los programas de música.
No soy una persona pesimista pero esta tendencia me hace pensar que vamos mal. Me hace plantearme muchas cosas pero sobre todo me pregunto en qué sociedad se va a educar mi hija. Tengo claro que los valores que su padre y yo le vamos a dar estarán lejos de cualquier tendencia machista pero la sociedad también influye muchísimo y condiciona más de lo que pensamos.
En ese tipo de música, el reguetón, la mujer es mostrada únicamente como OBJETO SEXUAL. En el 99,9% de las canciones, por no decir el 100%. Ya sean escritas o cantadas tanto por hombres como por mujeres, como tú dices, aún más llamativo en este último caso.
«El anillo» es una de tantas y tantas ante tanto bombardeo, pero si escuchas la última de Carlos Baute, así como otra cuyo título es «Sin pijama»…
Esta última: mujer, sexo y drogas.
Este es el tipo de música que están empezando a escuchar amigas de mi hija, tienen 8 años.
Olá e obrigado por este blog é uma verdadeira inspiração .. Freddy Eduardo Huan