La Felicidad ha sido una de las facetas de las que más se ha escrito y reflexionado. Desde los antiguos filósofos, hasta las religiones existentes, han intentado encontrar las claves para llegar a ella. Términos como Estoicismo, Hedonismo,… han aportado su granito de arena para llegar a definir el término de la manera más precisa. Autores más recientes como Maslow, hablan del término Autorrealización para referirse a ese estado de satisfacción personal que hace a la persona feliz.
Y a pesar de tantas escuelas, teorías, religiones y paradigmas, sigo encontrándome en la consulta a muchas personas que aseguran no haber experimentado dicha sensación de manera continuada. Es más, interpretan la felicidad como un estado pasajero de tranquilidad y alegría que, normalmente, coincide con una época de ausencia de problemas.
Desde mi entender, la Felicidades mucho más que eso (o menos, según se mire). No podemos pretender tener ausencia de males físicos y psíquicos, abundancia de dinero y el trabajo que nos gusta (en nosotros y en nuestro entorno) para sentirnos feliz. La persona tiene que entender que el punto de partida no puede ser ese, sino todo lo contrario, es decir, lo normal no es estar sano, sino no estarlo; o tener dinero, sino estar limitado,…La mayoría de las personas piensan del por qué tenemos que padecer un enfermedad, o tener problemas económicos, o no tener trabajo. Pero esas son situaciones que nos ocurren a todos, en nuestro alrededor, y que siempre existirán. Forman parte de la vida. Por tanto, no podemos pensar que es algo ilógico, sino habitual. Eso hará que, cuando ocurran, nuestros recursos mentales no se vean tan limitados y nuestra capacidad de recuperación sea mayor.
Ni la salud, ni el dinero, ni el trabajo dependen exclusivamente de nosotros. Nuestra responsabilidad en esas facetas es limitada. Por tanto, no podemos poner en ellas la esperanza para ser feliz.
Estoy convencido que la Felicidadpuede ser un estado habitual de la persona, que fluctuará, en mayor o en menor grado, en función de la alegría, pero que tiene que tener un nivel basal alto. Para ello, las claves de esa estabilidad son:
1.- Disfrutar de cada momento como si fuera el último. No nos podemos permitir el lujo de no extraerle el «jugo» a cada situación que vivamos.
2.- Relativizar las cosas negativas que nos ocurran. De toda situación se puede sacar el lado positivo o menos negativo.
3.- Marcarnos ilusiones semanales. El ser humano se mueve por motivaciones, sean las que sean.
4.- Disfrutar de los amigos y mejorar la vida social. Es la mejor manera de oxigenar nuestra mente.
5.- Aprender algo novedoso. Ayuda a mejorar la autoestima y a tener nuestra mente ocupada.
6.- Disfrutar del amor y el sexo. Necesitamos querer y ser queridos en todas sus manifestaciones.
En definitiva, no es tan complicado ser feliz. No puede serlo.
Si tuviéramos que tener una filosofía de vida a aplicar en este terreno, sería: valorar mucho más todo lo que tenemos y no sentir que necesitamos lo que no tenemos. 
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