La sexualidad es algo innato en el ser humano. Una manera de desarrollar sentimientos y placeres necesarios para que la persona aumente su felicidad y mejore su autoestima. Un tabú para muchos, una necesidad, para otros, pero un tema controvertido para la mayoría.
El problema aparece cuando se convierte en una «droga» para la persona; comienza a necesitar el sexo como medio para sentirse bien, para sentirse querida,… para sentirse completa. La única manera de sentirse realizada es a través de él, de la entrega a los demás sin elegir a la persona adecuada ni los límites de una sexualidad sana. Por tanto, entra en una espiral de necesidad-falta de control-placer-culpabilidad, que le lleva a destruirse lentamente.
Quizás, la Ninfomanía , como desajuste psicológico, no es muy común en nuestra sociedad actual. Pero sí la utilización del sexo como mero instrumento de placer, sin tener en cuenta la parte emocional. El problema es que, cada vez, dicha conducta, aparece en edades más tempranas.
Tendríamos que volver a los valores de siempre, a los emocionales, a lo que el sexo produce de beneficioso cuando se realiza desde el sentimiento, logrando una unión de la pareja que pocas actividades consiguen. Si no logramos reconducir dicha tendencia, ¿qué nos diferenciará entonces del mundo animal?
Dirección: Christian Molina.
Año: 2008
Reparto: Belén Fabra, Leonardo Sbaraglia, Llum Barrera, Ángela Molina, Geraldine Chaplin.
Sinopsis: Val tiene 28 años, estudios universitarios, un gran atractivo y una cómoda posición económica. Es además una mujer muy liberada que busca constantemente nuevas experiencias para saciar su curiosidad sexual. Se acuesta con quien quiere y cuando quiere. Este modo de vida le crea numerosos problemas con los hombres, con su trabajo y con sus amigos. Todo ello, unido a la muerte de su abuela, provoca un punto de inflexión en su vida. Tras ser despedida, conoce a Jaime, un hombre del que se enamora perdidamente. Con él vive un apasionado idilio lleno de altibajos hasta que la relación se rompe de manera traumática. Val, desesperada, está a punto de acabar con su vida: se siente infinitamente solamente sola, tiene muchas deudas que saldar y ha perdido la autoestima. Decide entonces dedicarse a la prostitución de lujo. Al principio se siente completamente satisfecha: da rienda suelta a todas sus fantasías sexuales y, además, gana una gran cantidad de dinero. Pero pronto descubre la cara más sórdida de la prostitución.
He vuelto a leer la entrada, entiendo ahora esa última pregunta que dejas en el aire. Gracias.
Casualidad que haya leido esto. He conocido a alguna prostitua de lujo, no muy de cerca, pero he podido charlar con ella. Hay gente que sale de "fiesta" y se ligan, enrolla o lian a un chico/a, se va a la cama con esa persona y así varias veces, no lo juzgo, lo respeto. Luego estan las que hacen los mismo pero deciden que solo lo hacen por dinero y eso las/les permite vivir muy bien. Cual es la diferencia? Por que a un@s se les llama prostitutass y a la otras no? Por el mero hecho de cobrar? Yo las llamaría inteligentes, ya que lo hacen, se permiten vivir de ello y no exclavilizan a sus padres para pagar sus caprichos. No juzgo que esté bien o no, simplemente entre una opción y la otra doy mi poinión.
Siempre que sea de libre decisión…se entiende.